Cuando mis papás aún jugaban aún conmigo |
Mi nombre es Michu y tengo más 60 años felinos, los achaques de
la edad se empiezan a notar con claridad, me quedan sólo un colmillo y una
muela, mis patas son débiles y me cuesta trepar o saltar, mis bigotes igual que
mis garras se han ido cayendo y como cualquier gato viejo me gusta dormir,
dormir y dormir. Hace tres años me adoptó Lorena, cuando llegué a su casa fui
muy feliz al darme cuenta que sólo seríamos ella y yo, los dos solos en esa
enorme cama, los dos solos viendo la tele, los dos solos en la cocina, durante
el día mi nueva madre salía a trabajar para poder comprarme mis croquetas y al
llegar estábamos siempre juntos, qué más le podía pedir yo a la vida, pero
tanta dicha no podía ser cierta, un día llegó un hombre a la casa, pasaron los
días y no se marchaba hasta que entendí que tendría que compartir a mi mamá con
este señor quien fue mi papá adoptivo, me resigné y pensé que en medio de
todo no estaba tan mal habría 4 manos acariciándome y dos sueldos que pagarían
mejores croquetas de esas que dicen en el empaque “para gatos maduros”. Meses
más tarde yo era el gato más feliz de la colonia, era el hijo único de una
joven pareja que me amaba y me dedicaba mucho tiempo.
Eramos tannnnn felices |
Mi madre Lorena tenía una
obsesión por estar delgada que a mi padre y a mi nos enfermaba ya que los dos
somos de buen comer, siempre estaba haciendo dietas y contando calorías, pero
un día las dietas dejaron de funcionar y mi madre empezó a engordar y engordar,
pero a mi me parecía que se veía más bonita entre más engordaba, además de su
panza salía una luz y un calor que me atraían muchísimo y no podía yo evitar
querer estar cerca, ronronear y lamer su enorme panzota. Fueron días muy
felices, en casa se respiraba un aire de ilusión y de esperanza.
Pasó entonces que mi madre enfermó,
se quejaba y sudaba del dolor y mi papá contaba sus quejidos con reloj en mano
y llamaban al doctor cada 5 minutos, yo estaba muy tenso con todo lo que estaba
pasando y empecé a pensar que el malestar de mi mamá era por que había comido
demasiado durante los últimos nueve meses y estaba literal a punto de explotar,
mi papá decidió llevarla de urgencias al hospital y regresaron 2 días después,
mi sorpresa fue mayúscula cuando vi a mi mamá sin panza pero con algo entre sus
brazos, me acerqué a curiosear y ahí estaba, era un bebe que había llegado, ¡para
quedarse!, casi le da un ataque a mi viejo corazón de gato pero recordé que
sólo me queda una vida de las 7 que tenía, así es que resistí con valor y con
dolor, esta pequeña niña había llegado para apoderarse del amor, las caricias,
las atenciones y el sueldo de mis padres, ya nada volvería a ser igual.
Recién llegada sólo dormía |
Han pasado 15 meses desde ese día
y yo he pasado por todos los estados de ánimo que un gato pueda experimentar,
dolor, alegría, resignación, descontrol, y para completar esta bebe a quienes
todos llaman Alejandra es mi hermana menor humana y siente por mi una extraña
fascinación, cuando me ve en las mañanas grita de alegría, se trepa encima mio
y quiere darme besos y abrazos, al parecer nadie le ha explicado aún que soy un
gato y no un perro, invierte gran parte del día en asediarme y yo debo escapar
de su curiosidad y vitalidad, de sólo imaginar que en un par de años quiera
jugar conmigo a tomar el te me empieza a dar el ataque otra vez… debo confesar que me ha costado quererla y
acostumbrarme a todo la revolución que su llegada a traído a mi casa, incluso
algunas veces cuando jugando me atrapa por la cola me lleva al límite de mi
poca paciencia gatuna, mi instinto me posee, saco mis pocas garras y le lanzo
un zarpazo para poder escapar. Nuestros mejores momentos juntos son cuando
comparte su comida conmigo y me deja lamer sus dedos y cuando hace su siesta y
me puedo acurrucar cerquita de ella sin peligro de ser despelucado.
Mis papás cambiaron mucho, estaban todo el tiempo cansados y ocupados, a veces los pobres se desesperaban tanto con las demandas de mi hermana menor que terminaba yo pagando
los platos rotos, me acostumbre a oír cosas como, “ahora no Michu” y como si fuera poco, el poco tiempo que
tiene libre mi mamá en vez de usarlo para acariciarme y hacerme ronronear lo
invierte en cosas tan raras como escribir un blog, debo decir que he pasado de
ser un gato feliz a ser un gato resignadamente feliz, espero que mi madre se
tome un poco más de tiempo para estar conmigo, al final felino peludo, medio
amargado pero primero fue el uno que el dos y YO LLEGUÉ PRIMERO.
Ya suéltameeeeee |
(Lore)
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ResponderEliminarMMMM que gato afortunado...ni sabe que el asedio solo amenaza con intensificarse ;) pero viniendo de una muñeca tan hermosa, seguro que no podría volver a vivir como al comienzo Besos y más besos!! Ale
ResponderEliminarJejeje si en el fondo Michu sabe que es muy afortunado aunque lo despeluquen diario. =)
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