27 julio 2012

Yo Soy el Gato


Cuando mis papás aún jugaban aún conmigo

Mi nombre es Michu  y tengo más 60 años felinos, los achaques de la edad se empiezan a notar con claridad, me quedan sólo un colmillo y una muela, mis patas son débiles y me cuesta trepar o saltar, mis bigotes igual que mis garras se han ido cayendo y como cualquier gato viejo me gusta dormir, dormir y dormir. Hace tres años me adoptó Lorena, cuando llegué a su casa fui muy feliz al darme cuenta que sólo seríamos ella y yo, los dos solos en esa enorme cama, los dos solos viendo la tele, los dos solos en la cocina, durante el día mi nueva madre salía a trabajar para poder comprarme mis croquetas y al llegar estábamos siempre juntos, qué más le podía pedir yo a la vida, pero tanta dicha no podía ser cierta, un día llegó un hombre a la casa, pasaron los días y no se marchaba hasta que entendí que tendría que compartir a mi mamá con este señor quien fue mi papá adoptivo, me resigné y pensé que en medio de todo no estaba tan mal habría 4 manos acariciándome y dos sueldos que pagarían mejores croquetas de esas que dicen en el empaque “para gatos maduros”. Meses más tarde yo era el gato más feliz de la colonia, era el hijo único de una joven pareja que me amaba y me dedicaba mucho tiempo.
Eramos tannnnn felices
Mi madre Lorena tenía una obsesión por estar delgada que a mi padre y a mi nos enfermaba ya que los dos somos de buen comer, siempre estaba haciendo dietas y contando calorías, pero un día las dietas dejaron de funcionar y mi madre empezó a engordar y engordar, pero a mi me parecía que se veía más bonita entre más engordaba, además de su panza salía una luz y un calor que me atraían muchísimo y no podía yo evitar querer estar cerca, ronronear y lamer su enorme panzota. Fueron días muy felices, en casa se respiraba un aire de ilusión y de esperanza.

Pasó entonces que mi madre enfermó, se quejaba y sudaba del dolor y mi papá contaba sus quejidos con reloj en mano y llamaban al doctor cada 5 minutos, yo estaba muy tenso con todo lo que estaba pasando y empecé a pensar que el malestar de mi mamá era por que había comido demasiado durante los últimos nueve meses y estaba literal a punto de explotar, mi papá decidió llevarla de urgencias al hospital y regresaron 2 días después, mi sorpresa fue mayúscula cuando vi a mi mamá sin panza pero con algo entre sus brazos, me acerqué a curiosear y ahí estaba, era un bebe que había llegado, ¡para quedarse!, casi le da un ataque a mi viejo corazón de gato pero recordé que sólo me queda una vida de las 7 que tenía, así es que resistí con valor y con dolor, esta pequeña niña había llegado para apoderarse del amor, las caricias, las atenciones y el sueldo de mis padres, ya nada volvería a ser igual.
Recién llegada sólo dormía 
Han pasado 15 meses desde ese día y yo he pasado por todos los estados de ánimo que un gato pueda experimentar, dolor, alegría, resignación, descontrol, y para completar esta bebe a quienes todos llaman Alejandra es mi hermana menor humana y siente por mi una extraña fascinación, cuando me ve en las mañanas grita de alegría, se trepa encima mio y quiere darme besos y abrazos, al parecer nadie le ha explicado aún que soy un gato y no un perro, invierte gran parte del día en asediarme y yo debo escapar de su curiosidad y vitalidad, de sólo imaginar que en un par de años quiera jugar conmigo a tomar el te me empieza a dar el ataque otra vez…  debo confesar que me ha costado quererla y acostumbrarme a todo la revolución que su llegada a traído a mi casa, incluso algunas veces cuando jugando me atrapa por la cola me lleva al límite de mi poca paciencia gatuna, mi instinto me posee, saco mis pocas garras y le lanzo un zarpazo para poder escapar. Nuestros mejores momentos juntos son cuando comparte su comida conmigo y me deja lamer sus dedos y cuando hace su siesta y me puedo acurrucar cerquita de ella sin peligro de ser despelucado.

Mis papás cambiaron mucho, estaban todo el tiempo cansados y ocupados, a veces los pobres se desesperaban tanto con las demandas de mi hermana menor que terminaba yo pagando los platos rotos, me acostumbre a oír cosas como, “ahora no Michu”  y como si fuera poco, el poco tiempo que tiene libre mi mamá en vez de usarlo para acariciarme y hacerme ronronear lo invierte en cosas tan raras como escribir un blog, debo decir que he pasado de ser un gato feliz a ser un gato resignadamente feliz, espero que mi madre se tome un poco más de tiempo para estar conmigo, al final felino peludo, medio amargado pero primero fue el uno que el dos y YO LLEGUÉ PRIMERO.
Ya suéltameeeeee
Michu
(Lore)

3 comentarios:

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  2. MMMM que gato afortunado...ni sabe que el asedio solo amenaza con intensificarse ;) pero viniendo de una muñeca tan hermosa, seguro que no podría volver a vivir como al comienzo Besos y más besos!! Ale

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    1. Jejeje si en el fondo Michu sabe que es muy afortunado aunque lo despeluquen diario. =)

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