Hoy me siento mal.
Estoy haciendo mal las cosas?
Desde que cumpló tres años, mi princesa mayor tiene episodios de berrinches impresionantes
por pequeñeces. Si, pequeñeces. Yo se
que lo que para nosotros es pequeño, para ellos puede ser muy grande. Lo tengo
clarísimo y lo respeto. Por eso, siempre le pregunto qué le pasa, siempre
hablamos y siempre le doy la importancia que ella le da a las cosas. Pero,
francamente llorar, gritar, patalear, pegar y escupir porque se acabó el jugo
de su vaso (aunque puedo servirle más!) o está “diferente” el mantelito, por más que al principio intento
tomarlo muy resptuosamente, para cuando
los deciveles de su voz alcanzan a inflamar mi timpano, pierdo los estribos.
No le grito, pero le digo cosas que sé que le duelen. En el
momento creo que sólo asi puede entender que está mal lo que está haciendo .
Ella sabe que es bonita y quiere ser princesa . Bueno, está segura que lo es, y
la verdad, lo es: es Mi princesa. Su
mayor temor es ser Fea…
Cuando se pone de esa manera y me pega y escupe, le digo que
se está transformando en fea. Le digo
que cuando pega, cuando escupe y cuando grita como loca en vez de hablar, en
vez de intentar explicarme qué le pasa, se va transformando en una persona mala
y fea. Le digo que las princesas nunca
pegan a nadie y menos a su mamá o a su hermana o a su papá.
El berrinche sigue y sigue… entonces sigo con mi bocota: “no
puedo creer tener una hija tan grosera… yo creí que eras linda, Sienna. Creí
que no eras asi- “… y ella llora, grita y patalea cada vez más fuerte.
Despues d emucho tiempo , siempre me dice que es que está
triste. Le pregunto que por qué está triste si la amamos tanto, si estamos
todos juntos y hace y tiene tantas cosas bellas en su vida. Y siempre responde lo mismo: Estoy triste
porque tu siempre quieres decirme que estoy fea y grosera. Yo no soy grosera
mamá, grosera eres tú”
Y mi corazón se astilla en mil pedazos.
Tiene razón. Tiene toda la razón del mundo. Y aún sigo
repitiendo lo mismo y sin saber que alternativa tomar.
Siempre terminamos abrazadas. Ella siempre me pide perdón
por hacer berrinches y yo por decirle cosas que no le gustan. Siempre le
explico que no se que decirle para que entienda que no está bien lo que hace y
que es mejor que cuando siente que va a venir un berrinche, me pida agua (ella
siempre se calma con agua) o me pida un abrazo para tranquilizarce. O que si
algo no le parece o le molesta o le hace enojar, trate de hablarlo conmigo para
que lo solucionemos….
Pero no importa lo que hablemos después. Antes, ya dije esas
cosas con las que me siento tan mal.
Las palabras son tan poderosas. Hay miradas que duelen mas
que muchos golpes . Hay silencios que hieren más que tantas palabras!... Y hay
momentos en que esas cosas se me salen.
Yo no soy de decir “groserías”. Nunca. Tampoco grito así
nomás. Pero tengo una horrorosa facilidad para mirar golpeando y pronunciar
dagas. Nunca me gustó. Nunca me sentí a
gusto con eso, (salvo cuando algún extraño ha osado insultarme) y me cuesta
tanto luchar!!!!
Es, sin dudas, la maternidad un estado de autoanálisis,
autocrítica y , sobre todo, de Construcción. Tomar conciencia de quienes somos;
de quienes queremos ser, de qué queremos para nuestros hijos. Enfrentar los demonios, luchar y luchar y
transformar a fuerza de guerrero todo aquello que no nos haga sentir
satisfechos .
No tengo idea sobre qué sea “lo correcto” a hacer en esos
momentos. Pero estoy casi segura que si cuando el berrinche se vuelve extremo,
después de intentar hablar y calmarla, la ignoro, sería mejor que cualquiera de
mis respuestas eufóricas.
Seguiré luchando y espero lograr vencer a mi Demonio. Pero
sobre todo , lamento que en el mientras,mi hija esté sufriendo las consecuencias de mis estribos
sueltos. Me duele en el alma verla tan triste.
Hija mia, te amo con todo lo que soy. Vos estás creciendo, y yo también. Prometo
ser mejor mañana, y otro poco, el día después.
Esto lo escribí hace unas semanas, cuando mi pqueña cumplía
los tres años…
Desde entonces, he decidido determinante, cerrar mi boca,
controlarme.
Cuando viene le berrinche le digo “Sienna, viene le
berrinche ¿vas a seguirlo o lo detenemos?” A veces quiere que lo detengamos,
entonces, le doy un abrazo, toma agua y se queda unmomenot ne silecion hasta
que se calma…. Otras, Quiere seguirlo. Entonces le digo: “ok, entonces, cuando
temirnes hablamos”.
Cuadno hace taaaanto escandalo o berrinche, le digo las
cosas sólo una vez: “siena, yo te amo, pero asi no se puede hablar. Ya te dije
que si o que no, según se trate el berrinche en cuestión..” le doy mis razones
lo mas simple que puedo y si es grosera, se lo digo. Pero dejo todo allí, en
sólouna vez y le aviso que novolvere a hablarle hasta que este tranquila,
porqueno le entiendo tampoco cuando llora. Pero que si quier uen abrazo para
calmarce o agua, puede venir conmigo.
Y la dejo. Sigo con lo que estaba haciendo (lavando,
cocinando, comiendo, etc)si estamos en la calle, le doy la mano y seguimos
caminando. Mientras, ella grita, llora, y todo lo que le nace hacer… Pero,
peeeeeeero, se calma. Siempre se calma. (antes también, claro) Y al final, las
dos estamos mas tranquilas. Yo me sienot mejor por no haberme convertido en
monstuo. Y entonces, podmeos hablar.
Ya clamadas, hablamos sobre su berrinche. Le explico que no me
gusta que haga eso . Que trate de explicarme las cosas tranquila, para que podamos
solucionarlas y no necesite tanto escándalo.
Si escupió o me pegó (que son minimas las veces) le digo que
eso estuvo espantoso y que me pone muy triste que lo haga, porque yo jamás s
elo aria a ella.
También, procuro abrazarla cuando esta feliz, cuando esta
tranquila,… en cualquier mometo. Porque en algunpunto me pareció que solo hacia
berrinche para pedir abrazo. .. Asique tuve que otmar conciencia de mis
acciones y palabras, de la calidad de mi atención hacia las dos pequeñas, no
sólo durante los berrinches, sino todo el tiempo. Ser congruente.
Al final del dia, es agotador. Pero se siente muy bien.
oPorqu eme siento tranquila y feliz y sé que ellas también.
No se si esté siguiendo alguna norma de algún tipo de
crianza. Ésta es MI forma de lidiar con algo que parecía estar tomando parte de
nuestros días para volverlos larguísimos!
Pero, desde que me decidí a cambiar mi forma de adentrarme
en los berrinches junto con ella, tambine ella cambió: ya casi no hay
berrinches y cuando los hay, nos unimos mucho al final.
También, está aprendiendo
a explicar mejor lo que le pasa. Usa más palabras, más relaciones de
ideas,,, eso es muy suyo (no tods los niños son iguales, ni todos están en edad
de hablar tanto), pero francamente ayuda a que nos entendamos.
De cualquier forma, los berrinches allí estarán. Son parte
de su desarrollo. Muchos son “esquivables” , sabiendo identificar los
disparadores. Pero otros, son necesarios. Tambine son sanos. No se trata de
reprimirles las emociones que , en una especie de adolesencia temprana, les
llegan y no saben ni identificar ni manejar.
Y mientras, a respirar profundo y enfrentar cada día, cada
situación, desde el amor, el respeto y de la forma en que creamos sirve mejor
para construir la relación que a futuro deseemos tener.
Yo deseo que mi hija sepa que estoy allí para acompañarle
sin importar lo que sienta, lo que piense o lo que quiera. Y ojalá también a
sus quince, sepa pedirme un abrazo y un vaso de agua para calmarce y poderme
contar tranquila lo que le pasa…
Cuando leí esta entrada del blog, busqué un email para escribirte, pero no lo encontré, así que bueno, te pongo algo en relación a los berrinches de un libro muy útil "Disciplina inteligente".
ResponderEliminarMANEJO DE BERRINCHES
I. NO hagas tú también un berrinche. Sé tú quien conserva la cordura a pesar de la falta de cordura temporal de tu hijo.
II. NO le grites (no compitas en volumen, tono e intensidad)
III. NO trates de razonar con él (por el momento no escucha, está bloqueado momentáneamente a todo intento de comunicación)
IV. NO le peques (empeorará el berrinche)
V. NO lo remedes o te burles de él (se puede poner frenético)
VI. Déjalo que acabe de hacer su berrinche, sólo intervén físicamente si intenta golpear a otros o destruir cosas que no le pertenecen. Si se golpea a sí mismo (a) deja que lo haga, hasta que comprenda que no le funciona lastimarse.
VII. Si la situación es embarazosa o muy molesta para otras personas, puedes salir del lugar con el niño en brazos (no arrastrándolo, por favor), espera entonces a que acabe el berrinche.
VIII. Si se le va el aire, ten en mente que una persona puede permanecer sin respirar aproximadamente un minuto sin sufrir ningún daño, por lo que te conviene esperar a que se le pase, de lo contrario, habrá encontrado una forma de chantaje asustándote. Si se pone azulado o realmente mal, puedes ayudarlo a reaccionar echándole un poco de agua en la cara (unas gotas) o con una nalgada.
IX. Una vez que la situación se calme, debes sostener con él una breve plática, tranquila pero firme, en la que le dejes claro que los berrinches no son el camino para lograr lo que desea.
Cuando un berrinche se desata como consecuencia de no haberle dado algo que deseaba, no cometas el error de concedérselo para evitar o acallar el berrinche, pues te convertirás en su esclavo (a) y harás de tu hijo un tirano.
(Schmill, 2009)
¿Qué tal van ahora las cosas con Sienna? A mi en lo personal, me parece muy valiosa tu capacidad de auto-observación para revisar qué estás haciendo y, cómo lo que haces impacta en la conducta de tu o tus nenas, porque ciertamente cuando uno ya no sabe qué hacer a veces lastima por el lado más débil "el temor", en este caso "a ser fea de Sienna". Aquí es donde cobra mucho sentido lo que pones: “Enfrentar los demonios, luchar y luchar y transformar a fuerza de guerrero todo aquello que no nos haga sentir satisfechos”, porque enfrentar a los demonios no es tarea fácil.
Ánimo, saludos y abrazos!
Angie.